Mi intención es simple, cojo la bici y a Valdelinares que voy...pero para realizar esto necesito el apoyo logístico de algún alma caritativa...y en esta ocasión el afortunado ha sido mi primo David...sin el que habría sido imposible realizar esta "performance".
Así que, antes de pasar a la narración de la jornada, quiero agradecer la compañía y el apoyo que me ha brindado el tío Davi.
Y también señalar el orgullo que me supone haber vivido, en mi tierra, una jornada como la de hoy. El tiempo, siempre recio en Teruel, se ha mostrado duro una vez mas, pero esto no ha amedrentado a los seguidores de nuestro esforzado deporte (bien al contrario) y el éxito de público ha sido rotundo...para que luego digan que el ciclismo está en crisis...
La ruta para esta ocasión va a ser diferente a la de hace nueve años. En aquel día el ascenso lo realicé igual que el que realizaron los profesionales por la misma vertiente, la sur. Pero para hoy el ascenso lo voy a realizar por la vertiente norte...para mi gusto, y tras haber ascendido a Valdelinares por sus tres diferentes rutas (sur, este y norte) he de confesar que esta norte me ha parecido, no solo la más bella, si no que también la más dura...luego me detendré en una descripción del ascenso.
Comienzo ruta. Otra variación ya de inicio, pues desciendo hasta Montalbán para comenzar el san Just desde la base. La anterior vez subí por Palomar.
Al paso por Utrillas veo una ligera capa de niebla en la Loma que tal como asciendo va desapareciendo. Subiendo el San Just, es Julia quien me saluda...y no se cree que vaya a Valdelinares...ay ay ay cuanta desconfianza.
Corono el San Just sin gastar ni una pizca de fuerza de mas. Descenso suave hacia Mezquita de Jarque, desde cuyo cruce me encamino a Aliaga, cambiando el ascenso (monótono) al Esquinazo por el ameno y zigzagueante de Camarillas.
Sigo guardando fuerzas, en Camarillas se cumple el medio centenar de kilómetros y es el punto en que nos juntamos con David. Ya en compañía seguiremos hasta la cima.
El tramo de Camarillas a Allepuz es por una carretera deplorable. Este lamentable estado de la vía endurece un tramo en que, si bien no se gana altura, si que los continuos, y breves, ascensos y descensos, impiden poder mantener un ritmo continuo.
En Allepuz tomo ruta al puerto de Sollavientos, ahora las rampas ya toman los dos dígitos. Y es aquí, en Allepuz donde yo diría que se inicia el ascenso a Valdelinares. En realidad se suben tres puertos: Sollavientos, Valdelinares y la Estación de Esquí de Valdelinares...tres puertos en que casi no hay descensos si no que breves tramos de falso llano, y que, cual escalera, ascienden hasta los casi dos mil metros de altitud de la estación (1974 metros de altitud ha marcado mi GPS, el Punto mas alto de esta Vuelta a España, por cierto).
Las nubes ya han dejado su color gris...ahora son negras y los truenos ya anuncian lo que está por venir.
Este ascenso por la vertiente norte está mas despejado de arbolado, el pinar que acompaña todo el ascenso por el sur, aquí se transforma es praderas de pastos que nos evocan las etapas alpinas del Tour...y la longitud del puerto también...
No dejo de adelantar ciclistas, el tráfico de coches se intensifica, todo indica que a pesar de la amenazante tronada que se acerca, el éxito de público está asegurado.
Paso el puerto de Valdelinares y ya solo me queda el ascenso a la estación de esquí, David se adelanta y ya va a buscar sitio en la abarrotada zona de acceso a la estación. Yo busco la linea de meta de la etapa y a la vez intento también encontrar un buen hueco para el coche...pero la zona alta está repleta y veo que David ha dejado el coche a mas de dos kilómetros de la meta.
Nada preocupante, como conozco la zona, pues han sido varias las ocasiones en que he subido aquí, recuerdo un lugar en que parece que podremos aparcar sin tener un excesivo trecho hasta la meta.
Nada mas aparcar el cielo se desploma sobre nosotros en forma de agua y piedra, justo nos ha ido para poder guardar la bici y asearme, pero no hay problema, aprovecharemos para dar cuenta de la comida.
Menú también de la tierra: abundantísimo jamón de Teruel, longaniza y pan...nos hemos puesto las botas mientras algún que otro despistado continuaba bajo la tormenta.
Tras una breve y merecida siesta, en un receso de la impresionante tronada vivida (prólogo de la venidera) decidimos buscar ya la linea de meta. Un breve camino por entre el pinar y entramos en la zona de meta. Buscamos la pantalla gigante donde se transmite el final de etapa para así ver por donde está la carrera.
En esto el cielo se vuelve a desplomar con toda la virulencia imaginable, el viento racheado inutiliza los paraguas...menos mal que también llevamos chubasquero.
Justo cuando los ciclistas inician el ascenso final a la estación de esquí cede un poco la tronada, ahora la lluvia es mas moderada aunque no cede. Aprovecho para lucir los colores de la Grupeta de Castel de Cabra y realizar la correspondiente sesión fotográfica.
Y ahora os dejo muestra gráfica de ello...
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