Así que otra de las alegrías que me ha reportado mi estancia en Castel de Cabra es la confirmación de que allí tenemos cantera...y menuda cantera.
Eloy es un chaval (vecino de la calle Verde, para mas señas) que esta primavera empezó a iniciarse poco a poco en esto del ciclismo, anteriormente sus rutas no dejaban de ser paseos...pero ahora ya se puede decir que es todo un ciclista.
Todos los días que he compartido ruta con el han sido una auténtica delicia, el derroche de afición, de amor propio...¿y por qué no decirlo? de clase...son un orgullo para nuestra grupeta turolense, con jóvenes así tenemos el futuro asegurado.
Reseñable es también lo rápido que aprende y su meteórica progresión física. Agarra los consejos al vuelo, absorbe las, modestas, enseñanzas que los mas versados le mostramos, como una esponja galáctica...y su evolución física es impresionante.
De unos primeros días que se le hicieron algo duros, hemos concluido con unas rutas en que puedo dar fe de un nivel altísimo...nivel altísimo también en la dureza de las rutas y en su longitud...y las ha superado con matrícula de honor.
Nuestro primer mano a mano se presentaba tentador y exigente: la loma del San Just de punta a rabo.
Inicio pausado por la carretera hasta Palomar para subir por la cuesta de la loma, subida de mucho nivel, que ha su buen ritmo, supera sin problemas. Una vez en la cima nos acercamos al mirador para hacernos las correspondientes fotos.
Tras la sesión de fotos vamos ha continuar hasta el fin de la pista en el cruce de Valdeconejos, justo en el alto del puerto de San Just. Y desde aquí deshacer el camino.
En ningún momento muestra debilidad, bien al contrario, incluso nos acercamos a los inmensos nuevos molinos para retratarnos.
Tras esto ya toca el descenso por donde antes nos ha tocado sufrir...para concluir en la Fond El Espliego...mas frescos que unas rosas...si sigue así nos va a dar caña a todos.
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