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domingo, 12 de enero de 2014

SIEMPRE LLUEVE EN DOMINGO

González se acuesta temprano, el domingo es un día señalado, es su día, el día en que aprovecha para eliminar las toxinas psicológicas acumuladas durante la semana.
El domingo es la cumbre de la semana, a la que hay que ascender lenta y fatigosamente a lo largo de seis días. Una labor que tiene su recompensa en forma de sudor, cierto dolor y, normalmente, buena compañía.
Pero en el universo de González siempre planea una amenaza, siempre llueve en domingo.

Los designios de la fortuna acostumbran a plantear una nueva dificultad. Todo son trabas para González.
Y González pide tan poco!!!. Su infinita humildad solo desea disfrutar de su esperada matinal de domingo en compañía de sus camaradas, pero el destino, siempre caprichoso, guarda en sus nubes el líquido elemento que retiene a lo largo de la semana, para soltarlo inmisericordioso... siempre llueve en domingo.

Despierta González, su actividad es meticulosa, estudiada a lo largo de años. Una hora  y media antes de la hora de la cita, su despertador da la alarma. Vigoroso y emocionado, de un salto, abandona su lecho le aguarda su energético desayuno...cereales, yogurt, tostadas, café con leche...engulle feliz, mentalmente analiza la ruta que toca, elige la vestimenta...
Visita al baño, continúa el  ritual, todo va según lo previsto, de reojo mira el reloj...
De repente una extraña sensación invade a González, la luz sigue tenue, casi seguimos a oscuras cuando el sol, tímidamente si, pero ya debería estar iluminando la mañana.
Duda acercarse a la ventana, duda mirar, el miedo se le apodera, bloquea sus reacciones, esta paralizado...segundos que se eternizan...
Finalmente un golpe de valor le lleva a acercarse a la ventana, alza las persianas y mira.
Toneladas de desolación caen en sus hombros, la energía del madrugón se transforma, de golpe, en cansancio, tristeza, depresión...no puede creer lo que ve...llueve...siempre llueve en domingo.

Corre al balcón, mira la calle, quizás sea solo una leve precipitación que no ha mojado mucho la calle, pare pronto y permita su ruta...es la esperanza, la única esperanza...baja la mirada y la calle parece un río caudaloso...
González no entiende nada, ninguna previsión meteorológica en televisión anunció esto, no puede ser, es el tercer domingo consecutivo pasado por agua.
Mas González no cesa en su afán, se conecta a la red buscando la información meteorológica, buscando el radar, la ventana mas grande que se puede abrir en un día lluvioso...y todo es negativo, el mapa esta completamente coloreado, no hay escape.
Otro domingo en casa, la bicicleta aparcada, por unos breves instantes se plantea salir aunque se moje, pero la cordura le alcanza, oportuna, el riesgo supera, con mucho, lo admisible.
González vuelve a la cama, quiere volver a los brazos de Morfeo... y soñar, soñar en pedalear, soñar en una mañana soleada, soñar en la carretera...y González sueña pero, incluso soñando, González es consciente que los sueños sueños son...y siempre llueve en domingo.

Ninguna previsión aviso a González...
Nada  le hacía presagiar a González de que de nuevo siempre llueve en domingo.

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