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domingo, 16 de febrero de 2014

LOS DOCUMENTALES DE LA DOS

Cuando a González se le preguntaba por sus gustos televisivos, la respuesta era siempre la misma: "Yo solo veo los documentales de la 2".
Llegó a tal extremo el paroxismo de González respecto al panorama televisivo, que incluso el mismo creyó en su respuesta, y erigido en talibán de la televisión cultural, educativa, plural e imparcial, despotricaba ante cualquiera que confesase ver o seguir algún programa que no cumpliese con los preceptos dictados por este prohombre de la "buena" televisión...llegando incluso a renunciar a amistades, o relaciones con aquel hereje televisivo que consumiese, aunque fueran unos segundos, de tele basura..."Yo solo veo los documentales de La 2".

Esa tarde González, acompañado de una inoportuna gripe, y tras muchos años, la  disponía para el. En su casa, en absoluta soledad, regodeándose en el cómodo sofá, se preparaba para consumir las horas sin otra pretensión que la de contemplar el paso de ellas.
El mando a distancia del televisor, se ofrecía tentador, parecía llamarle... la siesta era inviable, el café de la sobremesa le impedía cualquier contacto con Morfeo...así pues, sin mucha resistencia decidió caer en la tentación...y puso la televisión.
Por supuesto, que sin vacilar ni un instante, se dirigió a su canal, La 2, una vez habían acabado los noticiarios de las otras cadenas era su ubicación televisiva perfecta.
Las gacelas trotaban por las praderas del Serengueti, los leopardos, feroces, tramaban sus tácticas de caza. Hienas, jirafas, leones, elefantes...toda la fauna africana pasaba ante sus ojos...González, ávido de conocimiento, escudriñaba las imágenes y memorizaba lo que narraba el locutor. Pasado este primer documental le seguía otro con los mismos personajes...incluso el mismo locutor...y así iba pasando la tarde.
Pero una desazón invadió a González...se aburría, González se aburría soberanamente. Se estaba hartando de las dichosas gacelas con su trote, que ya le parecía ridículo; los leopardos, abusones ellos, ya no le merecían la más mínima simpatía; las jirafas le generaban un asco tremendo viéndolas comer sacando esa enorme lengua que tienen ¿que gracia tiene ver comer a una jirafa???...solo las hienas le estaban cayendo bien...aunque solo fuera por lo hijo de puta de su expresión...

Y González cambió de canal, lo hizo solo para conocer al enemigo televisivo, para corroborar que sus posturas son las correctas, sin reconocer su aburrimiento, solo por investigar.
Su dedo vaciló entre las diferentes teclas del mando, no sabía que número pulsar, indeciso, decide pulsar el botón de ascenso de canales...ante el se abre un mundo desconocido, con desdén pasa velozmente los canales, nada le gusta, orgulloso de sus postulados piensa que todo el resto de panorama televisivo es auténticamente basura...frenéticamente sube y baja canales...
De repente unos gritos le detienen en un canal, el dedo de González para de pulsar el botón de ascenso, misteriosamente queda atrapado en ese canal. Le repele lo que ve, es sin duda el destino quien ha urdido este extraño fenómeno, para hacer mas fuertes sus ideas, piensa González.
Un circo de personajes asaltan su pantalla, todos gritan, se pelean, se ríen, alguno llora. Una señorita joven, chavacanamente siliconada, increpa la señora de la mesa de enfrente, una señora con tantos años como grotescas operaciones estéticas adornan su desfigurado rostro...liso, eso si...ellas gritan, se insultan...González deduce que ambas debían haber compartido cama con el mismo caballero..."¿cómo le puede gustar esto a la gente?" "¿qué me importa a mi con quien se acuesta esta o aquella?""¿de donde ha salido esta chusma?" "qué mérito realizado les permite aparecer en un programa de televisión?"...González decide seguir investigando...
Un embarazo, un adulterio, un hijo secreto, el secreto de un hijo, las adicciones de un novio...hasta una operación de fimosis!!! estos son los temas que van salpicando los debates que mantienen todos los personajes que ahí aparecen, de todo opinan, de todo saben...todo es vertiginoso... sin solución de continuidad, un arsenal de cotilleos es proyectado a González.
De lo que no es aún consciente González, es que, en su investigación, ha sido atrapado en el reverso tenebroso de la tele basura. Poco a poco la chica siliconada le parece incluso atractiva, su aguda voz se ha tornado en una dulce canción. La señora mayor también tiene su encanto y tiene una forma de pensar muy "moderna"...y razona muy bien sus postulados ante los demás contertulios. El muchacho afeminado que esta al lado de la joven ya no es tan extravagante como le había parecido, incluso González aprueba la valentía con la que el chico defiende, vehementemente, a una compañera que parece ser, aparece en un programa nocturno de la misma cadena...un señor gordo que actuaba como un monstruoso Saturno, devorando a sus descendientes para cortarles el paso al estrellato televisivo, tampoco parece ya tan malo...
Y González ríe, se enfada, les increpa desde su sofá, les aplaude, siente, se emociona...

Sin darse cuenta de la hora que es, González ve acabar el programa..."qué corto!!!" exclama González...y entonces oye abrirse la puerta de casa...es Inés.
-"Qué pronto llegas" dice González.
-"¿Pronto? si son ya las ocho y cuarto" responde la sorprendida Inés.
Un escalofrío recorre el espinazo de González, de sopetón es consciente de su pecado. Antes de que Inés recorra el pasillo y llegue al comedor debe eliminar cualquier rastro de su delito. Busca raudo el botón con el número dos, el cambio se hace tan eterno como fugaz es el tránsito de Inés por el pasillo. La fortuna sonríe a González y cuando la puerta del comedor se abre en el televisor vuelven a estar instaladas las gacelas, los leopardos, las hienas...
-"¿Qué estabas viendo?" le pregunta cortesmente Inés a González...
-"Cariño, tu sabes que yo solo veo los documentales de La Dos..." responde González, mientras esboza una enorme sonrisa, la sonrisa del pecador que no ha sido cazado, y cuya alma esta aliviada por esto...aunque González ha disfrutado tanto, que sabe, que volverá a pecar y pecará y será su secreto...pero eso ya será otro día.


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