Es curioso, y miserable, este, nuestro deporte. Lo dejas, te dejas, un poco, y el precio que se paga es altísimo.
Por suerte, o por coherencia, deje ya de participar en marchas (mas ciclodeportivas que cicloturistas), y digo suerte por que ciertamente el estrés al que te sumía la preparación cara a la temporada era muy alto. Coger una simple gripe (por fuerte, o débil que fuese) te suponía un replanteamiento de los entrenos, unos miedos respecto a la forma, que ha día de hoy me congratulo de no padecer. Y que conste que cuando lo hacía me divertí mucho y que no me arrepiento de nada de lo realizado, es simplemente constatar el grado de autoexigencia que nos imprimimos todos...aunque algunos no lo quieran reconocer.
Hoy segundo día de bici tras la gripe...llamémosle A o B...y como se nota, las ganas ocultan algo que en teoría no se puede ocultar. La forma física de la que disfrutaba antes de la gripe, se ha ido ¿dónde estará??? en fin, no es la primera vez que pasa, y si Dios quiere, no será la última. Ya sabemos que hacer, bajar el pistón y rodar...rodar y con algo de suerte un día de estos, en alguna cuneta encontremos a esa diosa del ciclismo que es la forma...y ella, halagada, decida volver con nosotros aunque solo sea un ratito.
Hoy algo mas llano que ayer, aunque sazonándolo con la subida, siempre picante, a Begues.
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