Hoy he tenido la sensación de ser bastantes más que el pasado año, no me he parado a contar, pero creo que así ha sido.
La mañana acompañaba, con un sol impresionante, pero algo tímido, pues calentar no lo ha hecho hasta llegado el mediodía.
Esta jornada, además del recuerdo, es día de reencuentros entre los viejos amigos de bicicleta, ahora gracias a esta y otras bonitas iniciativas, es más frecuente el contacto, que antaño quedo demasiado tiempo en el limbo. Es una delicia volver a ver a algunos de los grandes camaradas que uno ha hecho en estos años de pedaleo, y que la vida, por un motivo u otro nos ha llevado a discurrir por muy diferentes caminos...y lugares. Pero lo bonito es que en la mayoría de los casos, la bicicleta ahí está. Siempre presente, tronco vertebrador de unos tipos que a pesar de los pesares seguimos pedaleando...y que dure.
Pasando a lo deportivo se puede decir que durante unos kilómetros me he sentido transportado a los años noventa, ritmo infernal, ataques, alguna pillería...el ciclismo que mamamos en nuestra juventud ciclista...y que nunca se debe perder...ni olvidar.
Hasta el congost de Martorell, en que hemos parado a reagrupar, hemos disfrutado de veinte kilómetros de diversión a la antigua usanza.
Tras el parón algo de calma, rota al salir de Olesa, y de nuevo, a pesar del fortísimo viento frontal, otro rato de avispillas hasta llegar al pie del funicular.
Tras los parlamentos en la placa de homenaje, en la carretera de Collbató, ya cada uno parte velas, unos a almorzar, otros café, otros regreso a casa y otros alargando la kilometrada a lo que el cuerpo aguante.
Por lo que respecta a mi, me quedo con Sergio, Mariano y dos de los nuevos fichajes de la Grupeta; Alberto y Guillermo.
Café en Monistrol y vuelta por Vacarisas, ritmo cómodo, sin los alardes de la ida, que las piernas aún los notan. Tras el paso por Vacarisas, vamos rumbo a Tarrasa por la vía de Viladecavalls, terreno rompepiernas que madura a alguno más de la cuenta, así que tras salir de Tarrasa y comenzar la ascensión a los Cuatro, Guillermo cede y pasa a devorar alguno de los numerosos bocadillos con los que carga en su maillot. Tras esperar en el cruce de Castellbisbal a ver si viene decidimos proseguir pues intuimos que el tío del mazo le ha atizado de lo lindo...nuestra sorpresa es que llegando a Molins se nos une, bravo por el muchacho.
Paralelos al río, el viento no se muestra muy compasivo y nos da en la cara mas de la cuenta, solo nos queda ya la Sansom como última dificultad de la jornada, lo que antaño fue escenario de grandes batallas y épicos esprints, hoy se queda es tranquila subida sin ningún alarde...pero de todas maneras alguno acusa el suave ritmo, y aunque se intenta justificar en pasadas glorias de grimpeur acaba mordiendo el polvo e hincando la rodilla...pero no hagamos escarnio de este acontecido.
Ya Hospitalet nos aguarda, mientras tramamos rutas para los próximos días de grupeta.
...Los Pacos...
...matinal magnífica...
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