Bajar a las piscinas de Hospitalet y advertir la sola presencia de otro compañero es un tanto lamentable. Solo el bravo Alberto, nuestro hipster ciclista, se ha dignado presentarse, y eso que es un nuevo fichaje de la grupeta, de la vieja guardia solo yo...el resto, desertores.
Pero esto no nos amilana, bien al contrario, salimos raudos rumbo a las costas en una mañana que ha amanecido muy nubosa y con la sensación de que alguna tímida gota se escapaba...pero no ha ido a más.
Ya empieza a ser habitual el salir a dúo en domingo, así que vamos devorando kilómetros en la autovía sin apenas cruzarnos con ningún ciclista más. Curioso como parece que hoy la gente ha decidido no salir a pedalear, no es hasta llegados a las Botigues que nos alcanzan cuatro ciclistas a los que nos unimos sin dudar, y eso que son de la selecta grupeta de la tienda Pavé...pero hoy han ido tranquilos, así que, acoplados a sus ruedas, hemos franqueado unas desiertas costas del Garraf.
Proseguimos ya camino de Cañellas para subir a tomar el café en Molanta, nuestra habitual parada de domingo. Hoy, al ser dos, brevedad en el avituallamiento y rápidamente de nuevo a la carretera.
Para variar, y por eso que ambos podemos alargar un poco más, elegimos el regreso por Begues, beneficiados por un viento absolutamente favorable que nos ha dejado en Gavá en un abrir y cerrar de ojos.
Luego, ya en el llano, paso por los huertos, para que sepan que no los olvidamos, y ya soltando piernas con la vista puesta en Hospitalet.
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