Toda la semana disfrutando de unas mañanas más allá de lo primaveral y hoy (cáspita!!!) sábado y amanece nublado, muy nublado.
Sin frío, algo que a este paso olvidaremos, empiezo la mañana encarando la Autovía en dirección a las Costas. En solitario, aunque en la zona de la terminal me encuentro al laborioso taxista del amor, Mariano, con el que en breve diálogo le prevengo del problema mecánico que padece su bici...incurable pero no mortal.
Poco antes de alcanzar el Saratoga me adelanta una horda de triatletas, con sus bici - andamios, y su ritmo frenético, sin bajar de los 40 km/h nos plantamos en el pie de costas.
Comenzamos las costas y los triatletas se convierten en gaseosa, parones en la cuesta y lanzados en las bajadas...ante tal perspectiva y viendo que en las cuestas iban despacio, me pongo delante y ya está...nos quedamos en cabeza los que vamos en bicis de carretera de verdad y así nos plantamos en Sitges...con casi 30km/h de media...y eso que he salido despacico...
Encaro el casino de San Pedro para dirigirme a Cañellas, el cielo está cada vez más oscuro y aunque no anuncian lluvia la pinta es preocupante, paso el repecho de Cañellas y alguna gota viene a saludarme, en la población igual...seguramente no sería una precipitación abundante pero viendo que en dirección sur el cielo estaba mas despejado, hacía el me encamino.
Nuevo paso por San Pedro y poco antes de entrar en Sitges tengo la grata sorpresa de encontrarme con el amigo Roger. En su grata compañía, y en la de Ramón, voy a cruzar de nuevo las costas y realizar buena parte de autovía. A destacar como ha progresado Roger, ¿será la bici nueva o los entrenos maratonianos?
Tras despedirme de los amigos en la rotonda de las filipinas ya solo me falta hacer el recorrido que todas estas tardes he realizado para llegar a Hospitalet.
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