En este caso acompañado por el Bravo Manu. Tras su fenomenal prestación el día anterior, nos animamos a realizar una ruta por carretera. Era la primera vez que Manu se atrevía con una distancia tan grande...y yo, confiado en su condición atlética, le animo a afrontarla. Nunca había rodado por carretera en su compañía, y lo cierto es que tenía ganas de acompañarle.
Pero una cosa es la montaña y otra la carretera.
Lo primero es admitir el error de cálculo en cuanto al kilometraje, sobraban 20 kms aproximadamente...y luego no tuve en cuenta el terreno por el que circulamos, duro, duro y duro...si bien busqué la zona mas plana, acabamos con 1200mts de desnivel en subida en solo 65kms.
Con estos condicionantes el pobre Manu sufrió en sus carnes la terrible e implacable miseria del ciclismo en carretera. De entrada la cosa fue muy bien, regulando y guardando fuerzas.
Manu se mostraba confiado y en buena condición, llegados a Alcorisa pensé que ya no tendríamos problema alguno, el viento nos acompañaba en el retorno y todo indicaba que los niveles estaban en su sitio.
El ascenso de Molinos a la Pintada fue bueno, intentado guiar las fuerzas del amigo, todo pintaba bien. Pero tras incorporarnos a la General vi algún síntoma de flaqueza, conocedor de lo que quedaba y que la noche se nos echaba encima decido animar con mas ímpetu (si cabe) a Manu.
Parecía que todo estaba en su sitio hasta que cometí el error de dejar a Manu a su suerte: y es que a falta de 4kms para llegar a casa Manu me pide que tire para adelante y que el irá a su ritmo, dudo de dejarlo pero insiste...y aquí es cuando le vino el sufrimiento...¡¡¡Que misera es la carretera!!!
Ya de noche espero a Manu, llega pajarito, en ese momento creo que no se da cuenta de la hombrada realizada por el, lo cierto es que tiene mucho, mucho mérito hacer una ruta así.
SE SUFRE PERO SE APRENDE.
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