Ruta de tres cifras, bordeando la nocturnidad y la lluvia en el regreso, que me deja un grato regusto.
Apurando el horario y ante previsiones meteorológicas de tintes apocalípticos, decido comenzar mis sesiones centenarias, para ello, además de horas de sol es necesario mantener una velocidad constante, no me puedo relajar pues cualquier distracción me obliga a recorrer de noche más kilómetros de los previstos.
Para acabar, más épica, la presencia de las amenazantes nubes y la previsión acertada (en mis fuentes meteorológicas) de lluvia a partir de la seis de la tarde me obliga a apretar fuerte, con el viento de cara, en mis habitualmente relajado,s kilómetros finales de la jornada.
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