Amanecía el sábado en medio de un tremendo huracán que hizo que reinase la prudencia entre los convocados para la salida, y se suspendiese lo que más que una ruta, se hubiese convertido en tortura y riesgo.
La tarde del sábado ya nos ofreció la mejor de sus caras, y es que el fútbol nos regaló un magnífico espectáculo balonpédico en el que el Barcelona elevó a las mas altas cotas de arte un juego que aunó técnica, táctica y física.
Tras semejante espectáculo lo propio era celebrar el resultado, sublime, ante el eterno rival...y así, pues, degustamos una noche de fiesta y celebración hasta sus últimas consecuencias.
Así hoy tocaba expiar los excesos del sábado noche.
Ruta por Castelbisbal, buscando su suave subida camino del cruce de los Once, para retornar por la chatarra para completar una fenomenal ruta de otoño en que lo más destacado ha sido lo radiante del cielo que nos cubría. Sin duda el vendaval se llevó esa boina de mierda que cubría desde hace demasiado tiempo los cielos del bajo llobregat.
Eso sí, el viento ha traído mas fresco...al fin y al cabo lo que toca para estas fechas.
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