Mañana despejada y radiante, el viento ha limpiado de nubosidad todo el cielo y el astro rey triunfa sin oposición.
En las Piscinas de Hospitalet, amén de un nutrido grupo de chiruqueros, cuatro intrépidos ciclistas; Jordi, Sergio, el tardón Mariano y yo. En el Hospi Arena nos aguarda David.
Pronta incorporación a la autovía y tranquilo ritmo camino del pie de las costas. El viento empieza a soplar de nuevo tras una breve pausa...pero nada comparado con lo que nos espera.
Pasamos las costas con el grupo algo fragmentado y con menos presencia de ciclistas que en otras ocasiones. Reagrupamos en Sitges y encaramos por el Casino de San Pedro rumbo a Cañellas. La tertulia se apodera del quinteto.
Eolo ya sopla de manera contundente, el retorno ya se intuye que se realizará por la zona más resguardada de Can Prunera.
En Molanta nos detenemos a tomar un café, excepto David al que peaje obliga, y que con el pausado ritmo que hemos llevado en el pasado tramo gracias al huracán, ve como el reloj no se ha apiadado de él.
Tras el recuperador café a salud del cumpleañero Mariano, reanudamos ruta. El paso por Can Prunera es sin duda alguna un acierto ya que evita el tramo más despejado del ordal, que con un viento tan violento y racheado como el de hoy solo suponía peligro.
Vencidos los repechos de Can Prunera, solo falta el paso por las concurridas calles de Vallirana y Cervelló para alcanza cuatro caminos.
El huracán adopta ahora su aspecto mas benévolo y así conseguimos su ayuda hasta llegar a la muy noble y fiel ciudad de Hospitalet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario