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lunes, 14 de marzo de 2016

FYAHBWOY - SALA APOLO 12-03-2016 . LAS TRIBULACIONES DE UN PADRE METALERO

Dentro de la paternidad hay multitud de fases, fases que parecen a veces lejanas, pero que sin darnos cuenta las tenemos ante nosotros.
Este sábado pasado alcancé una fase más en mi avanzada paternidad...

A resultas del cumpleaños de Sara, María (mi hija y su prima) tuvo la brillante idea de invitarla a presenciar un concierto en la Sala Apolo. Las noticias en ese momento, como es natural, me llegaron en cuenta gotas, están en su apogeo adolescente y un padre no es más que un obstáculo con dinero al que sortear y sablear.
Con el paso de los días el plan para el concierto iba tomando cuerpo...y yo lo empezaba a conocer. Al sacar las entradas indagué sobre su idea de concierto, muy idílico lo planteaban...y yo asentía, sabedor, que al final tendría que acudir al rescate...como así fue.
Mi presencia, en principio, no iba más allá de llevarlas en coche e ir a buscarlas al término de la actuación...incluso se plantearon que ni fuera yo quien las llevara...pero uno tiene algo más de picardía que ellas , y sabiendo que su plan de entrar acompañadas solo por unas amigas mayores de edad no sería posible, insistí en acompañarlas. Mejor torear con la izquierda y que entraran al trapo de la realidad que andar con explicaciones a las que no iban a prestar la más mínima atención y ni mucho menos realizar el más remoto caso.
Finalmente las dejé en la puerta de la Sala Apolo y las emplacé a que ante cualquier contratiempo me llamaran...emprendí, sin prisa alguna, la ruta de regreso que me permitiera volver al Apolo sin mayor problema.
A los quince minutos de dejarlas empiezo a oír el sonido del wasap, insistente...y antes de poder parar para contestar, ya suena mi teléfono...no las dejan pasar si no va un adulto con ellas (padre o tutor)...así que vuelta y a buscar aparcamiento.
Aunque saben que voy, no se fían, y hasta 20 wasaps me bombardean mientras busco un casi imposible lugar para aparcar...tras unos 15 minutos logro aparcar.
Cuando llego ahí están las dos, solicas, todo el mundo a entrado y ellas están con un miembro de seguridad de la Sala Apolo (muchas gracias, un 10)...la cara de alivio que ponen es de las que uno recuerda...y venga para adentro que en breve empiezan los teloneros.
Llegamos en hora...pero ¿qué es lo que voy a presenciar?...pues muy bien no sé lo que vi...ni lo que oí...sé que a las niñas les gustó mucho...por tanto,  ya me está bien.

Fyahbwoy es el artista al que iban con tanta ansia a ver cantar, yo no tenía ni idea de quien era...
mi primera impresión, la que me causó la gente, el público de la sala, no fue precisamente agradable....acostumbrado a que en los conciertos de Metal se respete la prohibición de fumar (de todo) aquí la sala parecía un auténtico fumadero...como hace 10 ó 15 años...y no creo ser un talibán en estos temas pero una sala cerrada, sin buena ventilación, con tanto humo, se hace un poco molesta...poca educación y respeto...y eso que aquí en los Blokes ese aroma es más que familiar.
Por otro lado destacar lo joven que era la gente, siempre en comparación con los conciertos a los que yo acudo (Metal).
En lo musical esperaba algo peor, aquí por lo menos la música la ponían músicos, no un disjockey...y el estilo que tocaban era similar al reggae no el infumable hip hop que pensaba que me iba a topar.
No diré que me gustó...ni que me disgustó el aspecto musical...entiendo que a mi me gusta otro estilo y no tengo capacidad para juzgar si la actuación fue buena o mala.
En lo positivo diré que era entretenida y en lo muy positivo, que mi hija acabó encantada.
En lo negativo la continua apología de la Marihuana, ya me parece bien que cada uno tome lo que quiera, sea café, wiski o Marihuana...pero estar toda la noche que si fuma, que si fumo, que si maría, que si...a mi gusto fue algo muy cansino...casi tanto como hablar de gran hermano en medio de la actuación...pero es que a mi esto de la canción protesta nunca me gustó.

Finalmente tras una actuación extensa, mira esto si que lo hacen bien, que algunos conciertos son demasiado breves para lo que cuestan...y con las niñas más felices que unas perdices regresamos a Hospitalet...por cierto que los malotes con gorras de visera trasera, que abundaban entre los presentes, no ponen sus pies en los Blokes ni por despiste.

Todo sea por los hijos...en este caso por mi hija.

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