Lo normal es que, ya solo la aproximación hasta Gelida, sea un paso por unos eternos kilómetros empapados en jabón Nenuco...pero este invierno es diferente (hasta el momento) y solo las cuatro curvas en que el sol no alcanza hasta entrada la primavera mantenían el firme resbaladizo, el resto seco como la mojama.
También hay que destacar que esta carretera, por su orientación al norte y por la escasez de la presencia solar en gran parte de ella, es una de las carreteras más frías (y con mayor sensación de frío) de la zona...hoy no.
En mi memoria, un recorrido calcado al de hoy, ha sido una de las jornadas en que más frío he pasado encima de la bicicleta. Eran los años del Velo, correría el año 93, era a mediados de febrero, subiendo el Aragal ya encontramos el piso con bastante hielo, sin que este llegara a estar compactado, si que daba un cierto respeto al oír su crepitar al pisarlo con las ruedas...en el descenso (zona sur) el blanco elemento ya no estaba pero el frío era tremendo, amén de lo deficiente de las indumentarias que antes existían, llegamos a el Amunt para almorzar y fuimos directos a una estufa a caldear los helados pies y manos...y solo fueron unos tres kilómetros de descenso...
No hay comentarios:
Publicar un comentario