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miércoles, 11 de junio de 2014

ESTACIONES CAMBIADAS

Ya está aquí, ya lo tenemos con nosotros. La cosa parecía que este año iba a aguantar...pero no.
El aire acondicionado comienza a funcionar en la oficina. Con el llega el conflicto, la guerra, el drama...batallas épicas intentando bajar la temperatura hasta alcanzar la propia de Groenlandia o Islandia.
El termostato paga su osadía por mostrarse, provocador, a los ojos, y manos de las hordas gélidas...es atacado, vilipendiado, ultrajado...ya es el segundo que veo en tres veranos...y al paso que vamos este no concluye el presente.
El dominio femenino de la oficina se torna dictatorial en lo referente a la temperatura. La guerra civil en que se convierte el centro de trabajo es apocalíptica; facciones, bien posicionadas y armadas, unas tienen calor, otras frío...
Esperan a que pasen las primeras horas de la mañana para comenzar el acoso y derribo al termostato. Las primeras avanzadillas alcanzan con sigilo las posiciones que dominan su manipulación. En una rápida y hábil maniobra envolvente consiguen tomar la posición...el frío polar comienza a brotar de las pequeñas salidas dispuestas para ello, vómito gélido que te alcanza y te comienza a entumecer, primero las lumbares, luego las extremidades...hasta entrar ya en un estado de hipotermia absolutamente insalubre.
Pero el contraataque no tarda en producirse, y en un descuido en el que las fuerzas del hielo bajan la guardia en uno de sus flancos, las tropas tropicales alcanzan el termostato y maniobran en el.
De repente cesa el bramido sordo y eterno de la maquinaria, y en un instante la temperatura se eleva, durante unos breves momentos la temperatura se vuelve paradisíaca, pero sabemos que es un espejismo. El calor se hace dueño de la situación e inmediatamente aparece otra ofensiva para llevarnos otra vez a la fase glacial.
Y así todo el día...todos los días...
Lo curioso es que esto no pasa ahora, casi, en verano...pasa también en invierno. Entonces la batalla es por la calefacción...siempre batallas, siempre guerras...siempre al revés...
Absurdo es que, termómetro en mano, en el interior de la oficina estamos con una temperatura varios grados mas fría en verano que en invierno...una auténtica paradoja...una auténtica majadería...
Curioso el comportamiento del escaso sector masculino, al que pertenezco...hemos optado directamente por el estocismo, ni una queja, ni una aproximación a la zona cero...simplemente nos ponemos más ropa en verano...y manga corta en invierno...
Porque si algo he aprendido con los años es a seguir la máxima de: "ver, oír, callar". Sin que esto signifique cobardía o abdicación...simplemente un posicionamiento seguro y neutral que permite, mas mal que bien, sobrevivir...pero alzar la voz en una de esas épicas batallas no te trae otra consecuencia que ser entonces atacado por todas las tropas en contienda, sean las del hielo o las tropicales...y el resultado sería nefasto para mi.
No soy de los que se muestran especialmente molestos con las temperaturas, sean altas o bajas. Puesto que si hace frío hace frío y si hace calor hace calor...eso si que sean temperaturas naturales, es decir que en invierno haga frío y en verano haga calor...en cambio llevo ya unos años, estos años de oficina, en que vivo a clima cambiado. Paso unos inviernos veraniegos y unos veranos invernales. Cuando salgo al exterior la temperatura es la que corresponde a la época del año en que vivimos...solo que tras casi ocho horas, el contraste es mas que significativo. Afortunadamente, gracias a mi deporte una vez mas, dedico la tarde a estabilizar mi termostato interno...ya sea verano o invierno...o viceversa...

 Mejor quitarte un poco de ropa, que poner el aire acondicionado...
...¿tengo o no razón?...

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