He de significar que soy de poca afición naval, la marinería no es una de mis dotes...incluso en el aspecto lúdico, ejerciendo de dominguero playero veraniego, tampoco rayo a la altura...baste decir que desde aquel lejano verano de 2009 no me sumerjo en las aguas del mar.
Mas mi aversión marítima no es animadversión, de echo admiro la mar...disfruto pedaleando por la zona de las costas, por el paseo marítimo, por la primera línea de playa...si, disfruto, me gusta...me gusta sobretodo en estas fechas invernales, cuando la muchedumbre no invade, ansiosa de sol y sal, la playa...y sus aledaños.
Hoy, además, con bastante nubosidad, el tono gris que cubría el horizonte le daba una preciosa tonalidad al mar.
Junto con el Doctor cumplimos otra tarde de pedaleo, hasta el pueblo del Garraf, que da nombre a la comarca, para poder regresar antes que la noche se nos eche encima. Eolo nos acompaña mas como camarada que como enemigo. En la ida nos advierte de su presencia para que no olvidemos quien manda, y en la vuelta nos gratifica con una buena ayudita, ligera...pero se agradece.
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