No es la ruta más dura, no es la más bonita...pero es Tarragona.
Este año, además, la fecha es, a mi juicio, la más razonable...incluso un poco antes en el calendario no iría mal...ya que otros años esta cita se celebra casi a tocar del playero mes de julio...aparte de tener muy recientes las celebraciones y excesos verbeneros.
Así pues empiezo una nueva Tarragona Velo Classic (Gran Premio Bicicletas Marco), me dirijo al punto de encuentro con Mariano...pero no está presente así que voy ya a la plaza del Mercado de Collblanc, el tradicional punto de salida del Velo Club.
En principio poca gente...pero luego esto cambia rápidamente.
Inicio ruta, se anuncia recogida de ciclistas camino de San Feliu, se une mucha gente, finalmente seremos un grupo de unos cincuenta ciclistas...pero la cantidad no siempre significa calidad...y hoy así ha sido.
Con el habitual y sabido miedo al viento, llevo a mi estela al pelotón.
En cuatro caminos encuentro con David y Javier que van ha realizar otra ruta menos extensa...las obligaciones familiares mandan.
Rápida subida al Ordal, aunque nada comparable a la del pasado año...los números cantan, el año pasado se subió mucho más deprisa.
En el reagrupamiento del Ordal me reencuentro con mi amigo Javi Perona que parece que vuelve a darle a los pedales, una gran alegría.
Ya queda la batalla hasta Tarragona aunque hoy ha sido una romería...con muchos palmeros. A la salida de Villafranca se forma la escapada buena...y no solo por la calidad de los que la forman, también por su valentía. Atrás se forma la romería, y mientras adelante todos llevan al santo, atrás solo cargamos con la cruz tres o cuatro...ciclismo "especulativo 3.0" la ridiculez instalada en el mundo del ciclodeporte de amigos...
Como es tradición, para mi y para Mariano (para alegría mía), llegamos hasta Tarragona "Capital"...nada de quedarse en los arrabales.
Opíparo almuerzo semi-financiado por el Velo, aunque hoy debido a la gran afluencia de ciclistas este se ha alargado en el tiempo mucho más de lo deseable...casi dos horas de parón.
Inicio la vuelta...y viendo el percal de la ida decido ir todo el rato por delante bien tirando, bien en fuga...gastando y derrochando fuerzas, pero al final para esto salimos a pedalear...bueno no todos.
El paso por costas, que se anunciaba guerrero, ha sido un remanso de paz...por la boca muere el pez.
Ya solo nos falta la autovía y coger agua, tremenda aventura el avituallamiento líquido...pero en fin, la mañana ya está hecha.
Por fin y gracias al benévolo Eolo llego a Hospitalet.
Una nueva clásica de Taragona al bolsillo...del mallot.
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