Mañana que se presentaba ligera tras la gran ruta del día anterior, pero que por culpa de algo que vengo repitiendo en todas las entradas, se ha convertido en agua de borrajas…
Las pistas están dejadas de la mano de Dios, la lluvia y la dejadez las ha convertido en auténticas trampas. No pretendo realizar una queja como un niño caprichoso que busca que le arreglen la pista para disfrutar de la bici, lo digo porque hace unos años fuimos testigos de un horroroso incendio forestal en nuestra comarca y que si hubiesen existido una buena red de pistas los efectos devastadores podrían haberse mitigado.
Así, dicho esto,una pista que el año pasado no presentaba problema alguno, en esta ocasión ha supuesto un avería importante en mi montura y que gracias a Dios se ha quedado solo en esto…patilla de cambio rota, reventón y hasta el freno ha saltado…El buen Edu ha tenido que venir a recogerme tras patearme cinco largos kilómetros con la bici del ramal pero por suerte todo lo he podido reparar gracias a la tienda de Andorra donde he acudido por la tarde en busca de recambio…y lo tenían.
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