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sábado, 5 de abril de 2014

CUALQUIER NOCHE TE PUEDE PASAR A TI.

González frecuentaba la noche...ese fin de semana no tenía porque ser distinto.
González se acicalaba pausadamente, informal pero sin dejar de lado una pose elegante...su dinero le costaba...
No se le daba mal el tema de la mujeres; cierta presencia, algo de charla y sus cuatro pases de baile trabajados durante años, le permitían accede a las féminas con cierta frecuencia, aunque, por supuesto, siempre menor a la deseada.
La noche avanzaba dentro de la normalidad, los J&B cola se consumían sin misericordia, risas, animada conversación, buena y abundante presencia de chicas.
González disfrutaba, pero el destino le deparaba una sorpresa que el nunca esperó.
Unos preciosos ojos negros se cruzan en su mirada, se clavan en su retina, el tiempo se ralentiza durante unos minutos, espera complicidad...la obtiene.
Decidido, se dirige hacía esos ojos, cuento más se aproxima más le gusta lo que ve; figura esbelta, media melena castaña y ondulada, sabrosos labios...
Sabe que ha de ser cuidadoso en estos primeros instantes, nos mostrar su jugada, reservar sus ases. Una sonrisa, una breve, educada y amable presentación...la respuesta de la chica es clave para entrever el devenir de la situación...
Respuesta positiva, González se viene arriba, como los depredadores de la sabana africana, que tanto le fascinan en los documentales que día tras día sigue en La 2, ha visto un punto de debilidad en su presa y sin dudarlo se abalanzará sobre ella...hoy imitará a los grandes felinos, aunque lo habitual es que sea mas como las hienas...
Los amigos de González son una compacta manada, solidarios, separan a la presa del resto del grupo, la aíslan,  sin sus amigas está perdida...ahora González tiene vía libre...
Es el momento de morder, así que afila los dientes. El mordisco es certero y Sonia lo acepta, hay que manejar bien a la presa.
Sigue el juego, la chica no es nueva en esto, se deja atrapar.
Tras un par de horas, por fin, salen juntos en busca del coche de González. El vehículo ya tiene memorizado el lugar al que debe dirigirse, el punto habitual, un descampado que aúna discreción y seguridad; discreción por su semioculta localización y seguridad por la ingente cantidad de parejas allí reunidas con el mismo propósito.
Buscan un hueco en que detenerse, lo encuentran, no está González para dar muchas vueltas...
Amparados en la oscuridad de la noche pasan a dar rienda suelta a su pasión...de un salto, sin separar sus labios, fundidos en un eterno beso, pasan a los asientos posteriores del Ford Escort...con igual celeridad se deshacen de sus ropas...ya desnudos, piel con piel, comienzan a amarse...

Amándose, una ligera punzada atraviesa el abdomen de González...¿algo puntual?...quiere pensar que si...continúa, entregado, satisfaciendo a Sonia...nueva punzada...pero González a llegado al punto de no retorno y sus embestidas ya no tienen freno...
...La punzada ya es dolor, algo empuja, pide salir en libertad. La atención se dispersa, la bella Sonia, extasiada, totalmente entregada, casi parece desaparecer de los pensamientos de González, ocupados ya en la urgencia que le atenaza.
González aprieta y aprieta...
Pero Sonia insiste, quiere mas, el pobre González palidece, eleva el auto control a cotas inimaginables, cierra la gatera...el sudor recorre su cuerpo, pero no es el cálido del amor, es el gélido de la evacuación...
El momento se hace eterno para González, no aguanta mas...pero no debe parar...resiste.
Inmerso en sus pensamientos deja de hablar, semblante circunspecto, casi muestra cierto desdén, cierto desinterés...y esto a Sonia le gusta...
Sonia tiene ahora un reto con González, y tras apurarlo por segunda vez, va a por una tercera...
La presa se apodera del depredador...el cazador cazado. La actitud de González excita cada vez mas a Sonia que alcanza el  paroxismo del deseo... mas desinterés, mas atracción...
González saca las últimas fuerza mentales que le quedan, y no para amar...para huir...
...de manera enérgica comienza a vestirse ignorando las súplicas de su partenaire...

Vestidos, de vuelta, no se atreve a preguntar a la excitadísima Sonia, donde dejarla, dar un rodeo sería eterno, trágico...por fortuna no se tiene que desviar de su ruta.
Breve despedida que deja a Sonia aún mas deseosa...pero esto ya no preocupa a González que continua el camino concentrado en su supremo ejercicio de auto control...
Estaciona el coche en el primer hueco que encuentra, no le preocupa donde lo deja.
Sube las escaleras, las llaves en una mano, con la otra sujeta los pantalones que ya lleva desabrochados...las vueltas de las llaves en la cerradura son eternas...malditas cerraduras de seguridad...tiovivo de sufrimiento intestinal...abre...conseguido...el rellano saldrá indemne...
Alcanza el baño. Todo el oscuro sufrimiento se torna luminoso alivio, todo el placer retenido en el amor surge de inmediato, acto que trasciende lo corporal y alcanza lo espiritual...González es feliz, se deja ir, piensa, recuerda, analiza...momentos reflexivos, contemplativos...
...nunca pensó que algo pudiese superar el placer de una mujer...
...nunca pensó que pudiese decir no a una bella mujer....
...nunca pensó que decir "no" fuese tan efectivo...
...nunca pensó que un café con leche después de cenar pudiese marcar su noche...

González sonríe, la noche fue bien...¿para que darle mas vueltas?...
...y González ya no le dio mas vueltas...
...ni le volvió a poner leche al café.




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