Cómo no!!! los elegidos somos el abuelo Pociello y yo.
Ruta, la habitual, poco comentario más merece.
Lo más reseñable de hoy, aparte de lo benigno de la temperatura y el radiante sol que nos ha acompañado toda la mañana, ha sido el encuentro con varios amigos de pedaleo. Primero, en las costas, hemos coincidido con el amigo Amable y su vástago, vaya clase desprende el jovenzuelo. Y ya llegando a casa hemos podido rodar, aunque de manea más breve de la deseada con Jaime el randonneur.
Espero que la grupeta se recupere.
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