Tras una fenomenal noche de sábado, con una cena sabrosísima con el amigo Gaby, bien regada y deliciosamente conversada, vuelvo a Hospitalet y decido apurar un ratito mas la noche hospitalense de la que tanto disfruto...
Y claro cuando uno se lo pasa bien el tiempo vuela, así que mas tarde que pronto me retiro a dormir, las calles mojadas me advierten sobre la salida de la grupeta y pienso que van a tener que limpiar la bici...
Ya en el catre morfeo me acuna, pero los vecinos han decidido madrugar y el escándalo es ensordecedor, así que digo, voy a calmar la resaca con el tradicional remedio de pedalear.
Y allá que voy, ruta a la Creu de Olorde, tradicional, como la que mas.
Ritmo mas que pausado, y es que antiguamente tras una noche de fiesta casi se puede decir que andaba mas, pero parece que los años no pasan en balde y mi prestación atlética es paupérrima...pero que mas da, tras dos horas de ejercicio el alcohol se ha sudado y tras la ducha soy un hombre nuevo.
Creu arriba...
..el caballero negro...
...temperatura fresca por cierto.
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