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viernes, 8 de diciembre de 2023

UN POCO DE HISTORIA DE ESPAÑA...LA QUE NO CUENTAN EN LOS COLEGIOS, Y DEBERÍAN HACERLO

 Durante la Guerra de los Ochenta Años en Flandes se produjo un peculiar acontecimiento entre los días 7 y 8 de diciembre de 1585, conocido como el Milagro de Empel. 



El Tercio Viejo de Zamora resistió en condiciones muy adversas a una flota de cien barcos de los rebeldes de los Estados Generales de los Países Bajos. 

La batalla de Empel ocurrió tras la exitosa ofensiva de Alejandro Farnesio en Flandes, donde acababa de lograr, tras un asedio épico, la conquista de la rica ciudad de Amberes. Con esta ofensiva el imperio español recuperaba Flandes. Farnesio quería avanzar más al norte y envió 5.000 tercios al mando del maestre de campo Francisco Arias de Bobadilla para ocupar la isla de Bommel, una posición estratégica junto a los ríos Mosa y Waal. Tomar la isla proporcionaría a los españoles una cabeza de puente para una nueva ofensiva contra Holanda. Los holandeses persiguieron a los españoles y comenzaron a inundar la zona abriendo intencionalmente las compuertas de las presas. Los tercios españoles quedaron atrapados en una pequeña y estrecha lengua de tierra en un dique junto a la ciudad de Empel. 

Los barcos holandeses, bajo el mando del almirante Felipe de Hohenlohe-Neuenstein, pronto los rodearon y sitiaron. Los tercios españoles se encontraban en una situación desesperada, completamente aislados en un estrecho terreno y expuestos a los letales cañones holandeses. Además, había que sumarle la escasez de víveres y ropas secas. El comandante holandés Felipe de Hohenlohe ofreció a los españoles la rendición, pero los valientes tercios respondieron con un mensaje desafiante. "Los soldados españoles prefieren la muerte al deshonor. Hablaremos de rendición… después de muertos". Ante tal respuesta, Hohenlohe-Neuenstein abrió completamente los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio. 



Lo que sucedió después puede tener su explicación con un evento ocurrido décadas atrás, durante la brutal Beeldenstorm ("tormenta de imágenes") donde los protestantes destruyeron cientos de imágenes católicas en las iglesias de los Países Bajos, lo que desató la Guerra de Flandes. Durante esta horrible furia de los protestantes, muchos católicos escondieron y enterraron sus imágenes e íconos sagrados para preservarlos de la ira del Beeldenstorm. Muchas imágenes santas católicas quedaron así escondidas por toda la tierra hostil y fangosa de Flandes, como un verdadero tesoro de fe. 

Cuando los españoles comenzaron a cavar las trincheras, uno de los tercios encontró una pintura que representaba a María de la Inmaculada Concepción. Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada. Esto elevó significativamente la moral de las tropas, recordándoles que estaban en Flandes no sólo para luchar por la gloria del Imperio, sino también por la gloria de la cristiandad europea. Se escucharon antiguos cantos de Salve Regina, que inspiraron a los hombres al martirio. 

Después de estas muestras de devoción religiosa, ¡ocurrió un verdadero milagro durante la noche! Un repentino e inmenso descenso de las temperaturas empezó a congelar las aguas poco profundas de las tierras inundadas. Las aguas del río Mosa empezaron a congelarse, un fenómeno muy raro en aquella época. Por la mañana, el río estaba helado y los tercios españoles, gracias a este milagro de Dios, pudieron alcanzar los barcos holandeses y luchar con el enemigo que los asediaba. Los famosos tercios españoles atacaron a los rebeldes, los masacraron y quemaron sus barcos obteniendo una victoria tan completa que el almirante holandés llegó a decir: “Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro”. El milagro de Empel ayudó a los tercios a superar una muerte segura. Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, María de la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia. 



Sin embargo, este patronazgo se consolidaría 300 años después, con la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854 que proclamó como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima. El 12 de noviembre de 1892, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, por real orden de la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo, se declaró Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción. En España la tradición católica ha considerado que la victoria fue gracias a la intercesión de la Inmaculada Concepción y por ello la Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles, actual Infantería Española y es fiesta nacional en España el día 8 de diciembre. 

Así que cada vez que tienes un puente de varios días en diciembre acuérdate que es gracias a los tercios y su fe en la religión católica. Y a la Constitución española, claro 

¡Honor y Gloria a nuestros Tercios!


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